El campo de la medicina ha dado pasos enormes en las últimas décadas. Es decir, es mucho mejor tener una enfermedad hoy que hace cien años. Los avances lo abarcan todo: conocemos mejor el cuerpo, su funcionamiento y sus patologías, y también ha habido un gran desarrollo en los aspectos farmacológico, tecnológico y de red de asistencia no invasiva. Estar en un país como el nuestro, con asistencia pública y universal, es también una ventaja. Puedes sentirte afortunado de poder tratarte en la sanidad pública una enfermedad cardíaca.
de Cirugía
Cardíaca
Puedes sentirte afortunado, no ha habido mejor momento en la historia para someterse a una cirugía cardíaca.
La complejidad de la ciencia actual se apoya en siglos de estudios y experiencia.
Hace 40 años, la mortalidad de los infartos era altísima porque no se abortaban; desde entonces, ha descendido mucho porque ya sabemos qué hacer.
La cirugía cardíaca es muy antigua, más antigua que la cardiología. Se empezó a operar de corazón a finales de los años 60 y hoy en día está todo absolutamente estandarizado y protocolizado. Las técnicas utilizadas son técnicas que se repiten y que prácticamente todos los cirujanos realizan igual. Estás en muy buenas manos.
Lo que se te va a hacer es un procedimiento perfectamente conocido y descrito y que tiene demostrados sus beneficios en términos de supervivencia y de calidad de vida.
Es normal que tengas miedo al dolor, a lo que te va a ocurrir o incluso a no poder salir de quirófano. Sin embargo, hablando en términos generales, esta última posibilidad se parece a meter la mano en una bolsa con 100 bolas de las cuales, en casi todos los casos, solo hay entre 1 y 4 bolas negras. Es decir, el 96 % de las cirugías sale bien.
Una operación del corazón es una situación excepcional para cualquier paciente,
pero es importante recordar que los cirujanos cardíacos hacen lo que te van a hacer a ti todos los días de su vida laboral. No hacen otra cosa, se dedican a eso. Su formación es superespecializada y dominan las técnicas de tu cirugía a la perfección.
Confía en tu equipo médico
No vas a estar en ningún momento solo durante este proceso. Vas a recibir una atención integral por parte de un equipo de diferentes profesionales, un equipo multidisciplinar formado por:
Es el especialista en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del corazón. Lleva tu caso.
Llevará a cabo la intervención quirúrgica acompañado de un equipo especializado: perfusionistas, instrumentistas, enfermeros/as y anestesistas, etc.
Se encargará de valorar previamente todos los riesgos y de establecer una estrategia de prevención de cara a la cirugía. Es el responsable también de dormirte, mantener tus funciones vitales durante la cirugía y prevenir y aliviar tu dolor después.
Se encargarán de cuidarte y acompañarte en todo el proceso de la cirugía, desde tu ingreso en el hospital hasta tu alta. Os informarán y formarán tanto a ti como a tu familia de todos los cuidados de salud que necesitas para tu pronta recuperación.
Planificará el ejercicio junto con el fisioterapeuta de forma individualizada para tu caso.
Será quien se ocupe del programa de ejercicio físico supervisado. Permanecerá contigo durante el entrenamiento pautado y lo ajustará a tus necesidades específicas.
Serán quienes te trasladen a quirófano, a planta y a las posibles pruebas que tengan que hacerte. Estarán contigo en el día a día ayudando a auxiliares y a enfermeros a cuidar de ti y a animarte. También os podrán dar a ti y a tu familia información sobre las visitas.
Serán los encargados de gestionar las citas de cirugía y de seguimiento. También serán quienes estén al otro lado del teléfono para solucionar cualquier duda que podáis tener tú o tu familia.
Además, según tu caso específico, quizá te vea también alguno de los siguientes profesionales:
Atenderá los problemas que pueden acompañarte o surgir durante todo este proceso: depresión, miedos, estrés emocional…
Te enseñará las pautas de una alimentación saludable, siempre de forma individual.
Será el encargado de vigilar tus necesidades personales y familiares.
Tú eres una parte esencial de la recuperación.
Puedes ayudar a ir a la cirugía en las mejores condiciones centrándote en los siguientes aspectos
01. Cuidando tu dieta.
02. Eliminando los hábitos tóxicos como fumar o beber.
03. Haciendo actividad física.
04. Aprendiendo a respirar.
Todo esto no es algo temporal. Son hábitos para toda la vida y que tendrás que entrenar diariamente.
Lo que salva miles de vidas es la prevención, y ahí hay unas claves bastante sencillas. Muchas de ellas empiezan por hábitos.
El mejor paciente: informado, proactivo, positivo y acompañado.
Tu equipo médico está formado por personas profesionales y expertas que saben perfectamente lo que hacen. Sin embargo, eso no significa que tú no debas informarte. De hecho, es importante que lo hagas:
Aprovechad, tanto tú como tu familia y amigos, las diferentes visitas médicas para solucionar dudas y hablar de la intervención.
Aunque pueda dar miedo informarse en profundidad, en realidad el efecto es empoderador y te ayudará a mantener una actitud positiva, algo muy importante para conseguir los mejores resultados. El desconocimiento genera dudas, miedo y ansiedad que harán que lo pases peor. Cuanto más sepas, más tranquilo estarás y más podrás centrarte en tu parte de la ecuación: cambiar tus hábitos.
Evita, sin embargo, sobreinformarte acudiendo a internet, donde no todo lo que encontrarás será cierto o aplicable a tu caso. Tienes las fuentes de información más fiables, personalizadas y de calidad a mano en tu equipo médico. Aprovecha y pregúntales todas tus dudas.
Es posible que prefieras no tener nada de información y no quieras hablar de los riesgos. Se trata de una reacción normal, pero tras el susto inicial es importante que des un paso adelante y te conviertas en un paciente activo. Recuerda que no estarás solo, pero hay cosas que no puedes delegar.
Tendrás que ser tú quien tome muchas decisiones sobre tu propia salud y quien se enfrente a las inquietudes que te genere todo el proceso y a información que quizá no sea fácil de digerir.
Apóyate en tu entorno. Hablar con tu familia o amigos de todo el proceso te ayudará a llevarlo mejor. Si eres familiar o amigo, no eludas tampoco el tema: escucha, infórmate, tranquiliza y deja claro que contarán con tu apoyo y acompañamiento en todo momento.
Fin