Para poder llevar a cabo la operación, es necesario que firmes dos documentos de consentimiento informado, uno para la anestesia y otro para la cirugía.
Aunque te lo entregarán cuando ya hayas ingresado, es importante haber hablado ya el tema con tu familia y amigos y haber reflexionado sobre los riesgos que se detallan en el documento. La información que encontrarás en esta guía y todo lo que te vaya contando tu equipo médico desde que decides operarte te permitirá realizar esa reflexión previa.
Los documentos de consentimiento explican los riesgos anestésicos y los riesgos quirúrgicos de la operación. Los riesgos más comunes no tendrán un impacto importante en tu salud y los riesgos graves son muy poco frecuentes, pero tienes que conocerlos.
La anestesia ha logrado una gran excelencia en sus procesos gracias a los avances tecnológicos y a la formación continua de los anestesiólogos.
Hoy en día, la valoración preanestésica ha reducido las complicaciones, ya que permite anticiparse a los problemas específicos de cada paciente y mejorar la planificación.
Los fármacos anestésicos son mucho más seguros y su efecto es mucho más predecible, las bombas de infusión de fármacos son más precisas y los respiradores mucho más seguros y eficientes.
Además, el desarrollo tecnológico actual permite monitorizar cientos de parámetros que evalúan el impacto de la anestesia, de la ventilación mecánica y de las maniobras quirúrgicas sobre los distintos órganos y tejidos.
La estandarización de los procesos y la implantación de protocolos ha aumentado considerablemente la seguridad, minimizando al máximo el error humano. La anestesia hoy en día tiene una calidad tipo seis sigma, lo que se traduce en un 99,99 % de efectividad.
Riesgos típicos durante la administración de anestesia
Tras canalizar vías venosas centrales o vías arteriales o después de la colocación de sondas (nasogástrica, vesical o de ecografía transesofágica) pueden aparecer complicaciones habitualmente leves y transitorias como:
Extraordinariamente pueden ser potencialmente graves:
La administración de anestesia general supone la pérdida de conciencia del paciente y el cese de la respiración espontánea, por lo que es necesaria la intubación orotraqueal para establecer una respiración artificial. En raras ocasiones, debido a algunas características anatómicas de los pacientes, no es posible introducir el tubo orotroqueal con los dispositivos convencionales y puede ser necesario aplazar la intervención.
La valoración preanestésica permite en la mayoría de los casos anticiparse a esta contingencia y modificar el abordaje de la intubación mediante la utilización de dispositivos especiales que pueden requerir en algunos casos la intubación de la tráquea con el paciente despierto con anestesia local y sedación.
Broncoaspiración. Consiste en el paso de contenido del estómago a los pulmones durante las maniobras de intubación. Es una complicación grave que puede asociarse a neumonía e insuficiencia respiratoria, pero es excepcional si se han respetado las horas de ayuno indicadas antes de la cirugía.
En determinadas patologías como hernia de hiato, obesidad, diabetes o en la enfermedad renal crónica, el vaciamiento gástrico puede estar enlentecido y favorecer esta complicación. También está aumentado este riesgo en el caso de cirugías urgentes (sin ayuno).
La paralización farmacológica del paciente durante la cirugía y la colocación forzada del paciente en determinadas posiciones para facilitar la cirugía puede asociarse a lesiones nerviosas que suelen ser leves y transitorias.
Reacciones alérgicas. Son extraordinariamente raras. Hoy en día, la Organización Mundial de la Salud y las sociedades científicas nacionales e internacionales no recomiendan la realización rutinaria de pruebas alérgicas antes de la cirugía.
Riesgos típicos durante el posoperatorio
Son excepcionales las lesiones dentales, salvo en casos de movilidad, deterioro dental o enfermedades de las encías, debiendo comunicarnos estos casos.
Otras complicaciones posoperatorias no relacionadas estrictamente con la anestesia
Dependiendo del tipo de cirugía y del estado de salud previo del paciente, pueden aparecer complicaciones graves que, aun siendo infrecuentes, no son excepcionales y pueden requerir una estancia en cuidados intensivos más prolongada:
Insuficiencia respiratoria posoperatoria y necesidad de mantenimiento de la respiración mecánica o de otros sistemas de soporte respiratorio.
Deterioro de la función renal y en ocasiones necesidad de diálisis o depuración extrarrenal (habitualmente transitoria).
Arritmias graves (habitualmente transitorias).
Lesiones del tubo digestivo por el uso de sondas.
Lesiones neurológicas transitorias o permanentes asociadas a procesos embólicos o de hipoperfusión.
Necesidad de transfusión de hemoderivados por hemorragia grave.
En la mayoría de los casos, la intervención quirúrgica se realiza con circulación extracorpórea: el establecimiento de una circulación artificial mientras el corazón está parado.
Esta se realiza con una máquina conectada mediante tubos al sistema circulatorio del paciente durante la intervención. Es imprescindible mantener la sangre sin que se produzcan coágulos y también bajar la temperatura del cuerpo para conservar una buena función de todos los órganos.
Hoy en día, el riesgo que representa la circulación extracorpórea es pequeño, pero pueden existir complicaciones. Aunque raras, las más importantes son:
Coma, parálisis y alteraciones del lenguaje.
Requirirían de un tiempo prolongado de conexión a un respirador, con riesgo de infecciones.
A veces requiere el uso de un riñón artificial.
Insuficencia cardíaca, arritmias, hemorragias, taponamiento…
Riesgos en el posoperatorio
Pueden darse también en cirugías sin circulación extracorpórea, pero son más raros y más leves:
Trastornos de la coagulación y hemorragia que pueden llegar a requerir volver al quirófano.
Infección de la herida operatoria que requiera un tratamiento prolongado.
Endocarditis (infección de la o las válvulas). Son muy raras en el posoperatorio inmediato y requieren de una nueva operación.
Conocer estos riesgos te permitirá hacer una reflexión personal y hablar de ellos con tu familia o personas cercanas.
Esto es muy importante, ya que, en caso de que sea necesario, haber tenido una conversación previa puede ayudar a los médicos a tomar decisiones mientras tú estás dormido durante la operación.
Ya sabes que los riesgos graves son poco frecuentes, pero son posibles. En caso de que sucedan, es muy positivo que tanto tu familia como los médicos sepan cuál es tu voluntad.
Esto es bueno también para tu entorno, ya que sabrán qué es lo que querrías en todo momento, lo que reducirá la ansiedad o las posibles discusiones en caso de que haya que tomar alguna decisión importante mientras estás dormido.
No es una conversación fácil, pero no te arrepentirás de haberla tenido.
Si lo ves necesario, también puedes firmar un documento de Instrucciones Previas, que sirve para planificar de forma anticipada las decisiones sobre los cuidados que deseas recibir si las condiciones de tu estado de salud no te permitan expresarlo personalmente.
En este documento, también conocido como documemto de Voluntades Anticipadas, se da también el consentimiento para que los profesionales sanitarios actúen en consonancia con esas instrucciones.
Las voluntades anticipadas recogen las decisiones expresadas por una persona, tomadas de forma reflexiva, libre y responsable, sobre:
Habla de tus voluntades anticipadas por si tu familia o amigos tienen que tomar una decisión. Por ejemplo: si durante la operación algo sale mal y salir de quirófano supone que vayas a vivir toda la vida parapléjico, es importante que el personal médico y tu entorno sepan si en este tipo de casos quieres continuar o no.
Fin